domingo, 17 de noviembre de 2019

Billiken: Centenario poco feliz

1919 - 2019: cien años realmente hacen la diferencia. En este caso, en el mal sentido. Lo que debería haber sido un gran aniversario se convirtió casi en una despedida agridulce.


"Yo quise que Billiken fuese bueno para ustedes, para vuestros padres y maestros, bueno ante Dios. Si más no se hizo es porque no se pudo.

"Vuestra felicidad fue siempre en esta revista lo primordial. Nunca ella fue manchada por un propósito mezquino; nunca se dio cabida a algo que os pudiera dañar; nunca se calculó con vil afán de lucro. Se hace Billiken como para los propios hijos, más con el corazón que con las manos".


Estas palabras fueron escritas por Constancio C. Vigil en 1944, con motivo del 25° aniversario de la existencia de Billiken y recogidas en una editorial de 1994 con motivo de su 75° aniversario, cuando presumía de ser la publicación juvenil más antigua del mundo, y la más longeva en ser editada todavía. Aunque esto último podría cambiar en estos días, si se considera su grave situación económica, acentuada por la pésima decisión de la otrora poderosa Editorial Atlántida S. A., hoy apenas un satélite del Grupo Televisa (y ya ni siquiera eso), lo que las pone en relieve si se considera que la reputación con la cual fue creada y puesta a la venta por primera vez hace hoy exactamente cien años fue seria e irreparablemente manchada.


Harto conocida es la triste situación que vive la revista. Desde hace poco más de un año, su frecuencia en los puestos de diarios y revistas pasó de semanal a ser mensual, aunque en la práctica su salida es irregular, como lo prueba el hecho de que su actual número a la venta, el 5143, está fechado octubre/noviembre de 2019. Poco se sabe de los planes a futuro para garantizar su supervivencia, aunque lo más supuesto es que se esperaba llegar a la fecha de su centenario para hacer el simbólico paso al formato digital. Lo que sí es cierto es que estos cambios "validaron" una drástica reducción de su personal y de sus colaboradores, ocasionando numerosos juicios por parte de los damnificados al no ser respetadas las leyes laborales vigentes.

La decadencia de Billiken también afectó a artistas del noveno arte cuyas historietas se publicaban actualmente; entre otros, Max Aguirre (Alina y Aroldo), Diego Greco y Alejo Valdearena (Tiburcio), J. J. Rovella (Dante Elefante), y hasta no hace mucho El Bruno (Escuela de Monstruos y numerosas tapas e ilustraciones). Las historietas que se pueden leer actualmente son un reciclado de lo ya publicado anteriormente.


Lo poco que se puede leer actualmente en la revista: divertido, genial, pero no alcanza para salvar la publicación... y para colmo no se les paga a los dibujantes por trabajo que en realidad es refritado.

Quedaron atrás los tiempos de encontrar láminas desplegables de valor didáctico y escolar, las colecciones de libros y enciclopedias, las notas y entrevistas realizadas para que los chicos conozcan el país y sus habitantes, y docenas de cosas más que uno puede asociar a los recuerdos de la infancia de cuando cada semana llegaba la nueva edición de la revista. Ahora su existencia en el mundo editorial se reduce a una presencia aún más pobre que la que tuvo Anteojito, su mayor rival en el rubro, publicación a la que dejó atrás cuando dicha revista perdió la pelea contra los cambios culturales y los eternos problemas económicos del país en el fatídico diciembre de 2001. Hoy ni siquiera puede competir de igual a igual con Genios, quizás la última revista que se mantiene con ritmo semanal y con un público que todavía la sigue y no la deja de leer. El tiempo dirá cuánto más durará en los kioscos y cómo será su futuro y/o final, pero lo cierto es que hoy, que debería ser un día de fiesta, no hay ganas de celebrar por parte de los lectores.

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